lunes 07 de junio de 2010

T. SAN JOSÉ

Con el 'avión hospital' en tierra, entran en juego otros actores. Si el vuelo es para un traslado de órganos, la ambulancia del 061 con personal sanitario que transporta la nevera desde Valdecilla llega hasta la misma plataforma donde se encuentra estacionado el avión. Entregan la nevera al piloto, en mano, para que la custodie en la cabina hasta su entrega en el aeropuerto de destino a otro equipo sanitario, que espera a pie de avión para recoger la nevera. También puede suceder que el vuelo acuda a Parayas a recoger al equipo médico que se va a encargar de extraer el órgano (un cirujano, un médico residente y uno o dos enfermeros según se se trata de corazón o hígado).

«El receptor está en perfectas condiciones». Para el retén de guardia que hace posibles estos vuelo-hospital en el aeropuerto de Parayas, la recompensa bien pudiera ser este diagnóstico que hizo Carmen García, coordinadora de transplantes en Cantabria, sobre el estado del último paciente intervenido en Valdecilla con un órgano que llegó a través de este sistema.

Fue el pasado 14 de mayo, de madrugada. En la nevera, acunados por el hielo, se trasladaron desde Madrid unos pulmones. Y de allí, directamente al quirófano de Valdecilla. Hoy, veinte días después de ser intervenido, su receptor sale adelante satisfactoriamente con su nuevo órgano transplantado.