viernes 15 de abril de 2011
Siete de cada diez pacientes que ingresan en Valdecilla lo hacen a través del Servicio de Urgencias del hospital. :: ROBERTO RUIZ
El retraso en las altas o la complicación en una operación suelen ser las causas por las que se producen demoras, si bien los afectados no llegan a pasar la noche
MARIANA CORES
El 70% de los pacientes que ingresan en una habitación en el Hospital Marqués de Valdecilla lo hacen a través del Servicio de Urgencias. El problema es que unos 20 pacientes de media en los meses más complicados (otoño-invierno,) y menos en el resto, se quedan diariamente 'atascados' en sus pasillos hasta que el Servicio de Admisión de Valdecilla les da luz verde para ingresar en la planta que les corresponda. Hasta que esto ocurra pueden pasar desde media hora a todo un día, aunque pasar la noche es algo «totalmente inhabitual, ya que, si no son enviados a planta, abrimos los boxes para no duerman en el pasillo», explica el coordinador de Urgencias, Luis García-Castrillo. Retrasos en las altas, operaciones que se complican... Son varias las razones por las que estas personas se quedan en el 'limbo'.
Aunque desde la gerencia del centro hospitalario se afirma que la ocupación de Valdecilla en 2010 fue del 81,2% (el porcentaje «ideal» está entre el 80 y 85%), García-Castrillo ve las cifras desde otra perspectiva: «para nosotros es como si fuera del cien por cien. Sino, ¿por qué iban a esperar estos pacientes, con lo que supone para ellos y para nosotros, en los pasillos de Urgencias?», se cuestiona.
El responsable de la unidad afirma que su «sueño eterno es que no haya pacientes en los pasillos» porque, «primero, está mal, y, segundo, genera más trabajo en un servicio en el que no se para durante ningún turno».
Pero el coordinador de Urgencias confía en que, una vez esté terminada la fase III del Plan Director de Valdecilla, «recuperaremos espacio y habrá más sitio en el hospital». Indica que en el diseño original, esta zona de Valdecilla «es más espaciosa. Aún queda por construir un área asistencial y otras partes están ocupadas por un área quirúrgica y otra por la Unidad de Alta Resolución Hospitalaria (Uarh), que algún día recuperaremos».
Diariamente, García-Castrillo tiene que enfrentarse a la puesta en marcha de una maquinaria que atiende a una media de 375 pacientes que, en verano, llegan a los 500 por el aumento de población. «Cuando los hosteleros se quejan por la falta de turistas, para mí es una liberación», señala. Para su buen funcionamiento tiene una plantilla de 200 personas en un mes «tranquilo», como puede ser marzo, con 25 facultativos, 70 enfermeras y 39 celadores, entre otros muchos, que trabajan a turnos. El gasto global de este servicio en 2010 fue de 23,2 millones de euros.
Problema estructural
De los 121.500 pacientes que pasaron por este servicio el año pasado, 107.400 no precisaron ingreso, mientras que el resto fue desviado a una planta del hospital. En este punto, García-Castrillo vuelve a incidir en «el importante problema estructural que padecemos». Aclaró que «por mucho que ampliáramos el espacio, siempre habrá gente esperando, pero la diferencia está en el confort que le podemos dar a los pacientes y sus familiares».
En la actualidad, «se pierde la perceptibilidad de la atención con calidad que prestamos por culpa de las horas que algunas personas tienen que pasar en los pasillos, sin poder atender a sus familiares o por el simple hecho de que no podemos ofrecerles ni un yogur».
Pero García-Castrillo, que lleva 20 años al frente de este servicio, también resalta la «profesionalidad» de los médicos de urgencias. «Tienen una visión de la sanidad muy amplia. Cuando un paciente llega al especialista, ya ha pasado la situación aguda, porque ha sido tratado en Urgencias. De su primera actuación depende cómo evolucionará». Además, «los enfermos no llegan con un sólo problema, sino que son multipatológicos. Saben ver al paciente de forma global». Por ello, una de sus principales reivindicaciones «es que exista una especialidad para nosotros. Llevamos diez años reivindicándolo».
Desde su punto de vista, de esta forma se mejoraría la calidad asistencial. Por ello aplaude, aunque con reservas, el anuncio de la ministra de Sanidad de que antes de que finalice el año se creará la especialidad de Medicina de Urgencias. «Es la tercera persona que en su mismo cargo ha realizado esta promesa», apuntó.
García-Castrillo también se siente «orgulloso» del sistema de selección o clasificación de los pacientes que llegan a Urgencias que lo hace más eficaz. Se basa «la baremación de los pacientes según su gravedad». Más bien, según la inmediatez con que su gravedad requiera atención.
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